Desgrabación, discurso oficial:
(…)
“Si queremos ser un país serio, también debemos llevar a cabo una reforma migratoria.”
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“Nuestra Nación ha sido generosa con los inmigrantes, pero otra cosa distinta es ser tomado de tontos por nuestros vecinos o ser un centro de beneficiario pagado por el bolsillo de los argentinos. Queremos que aquellos extranjeros que estén de forma transitoria o temporaria en nuestro país tengan que pagar los servicios que utilizan.
También debemos permitir a las universidades cobrarles a quienes no son residentes permanentes; así como es necesario endurecer severamente las condiciones de deportación para los extranjeros que delinquen. Es lo que hace cualquier país que se hace valer. Y si esto necesita algún tipo de justificación, es porque a lo largo del último siglo se ha vuelto costumbre la falta de respeto al pagador de impuestos.”
Comentarios (Paula Carello)
La afirmación de que argentina ha sido “generosa con los inmigrantes” es una que se repite de manera irreflexiva, en muchos ámbitos. En el ámbito político podría considerarse casi una expresión “de manual”, utilizada recurrentemente sin cuestionar su verdadero alcance o las complejidades que implica la experiencia migratoria en el país.
Quienes trabajamos en la materia conocemos la realidad, que muchas veces es otra muy distinta, a saber:
- La regularidad migratoria no es siempre algo fácil de obtener. De hecho, gran parte de nuestro trabajo radica en acompañar procesos que -en teoría- podrían (y deberían) ser gestionados de manera sencilla por las propias personas interesadas.
- Además, el acceso a la justicia, a la seguridad social, a la salud y a la educación por parte de personas migrantes no es siempre tan sencillo como lo imaginan quienes afirman o predican tal benevolencia de un sistema que, en realidad, dista mucho de ser justo y equitativo.
- El acceso al mercado de trabajo, y el respeto de condiciones laborales decentes también representan desafíos importantes para quienes llegan al territorio argentino.
Respecto a la idea de cobrar por los “servicios” utilizados por las personas migrantes que se encuentran en situación transitoria (ej. Turista) o temporaria, considero que es un tema para analizar con expertos y seriamente.
Por lo pronto, es necesario recordar que los residentes transitorios y temporarios aportan al país -divisas, fuerza de trabajo, cultura, etc- por lo cual no debería vérselos como “abusadores”.

Afirmaciones de este tipo pueden fomentar una visión errónea y xenófoba, que lejos de beneficiar a la sociedad, dificulta la construcción de un tejido social inclusivo y equilibrado.
De más está decir que hay personas migrantes que se encuentran en situación de residencia “transitoria”, “temporaria” (e incluso irregular) por ineficiencia estatal en la facilitación de la regularización migratoria y las dificultades para cambiar de categoría. Esta situación, que en muchos casos se prolonga injustamente por años, genera incertidumbre y precariedad (que afecta e impacta no sólo a las personas migrantes sino a la sociedad en general).
Sobre el cobro de aranceles universitarios, ya me he expedido anteriormente. Me remito también a lo antedicho, sobre las dificultades que se presentan a la hora de alcanzar una residencia permanente y los aportes que realizan los estudiantes migrantes en nuestro país (divisas, mano de obra, intercambio de conocimientos, entre otros).
Sobre la necesidad de “endurecer severamente las condiciones de deportación para los extranjeros que delinquen”, pienso y temo por los derechos fundamentales de las personas en dicha situación. Asimismo, es dable recordar que Argentina puede incurrir en responsabilidad internacional si viola derechos y garantías básicas de las personas en situación de movilidad humana.
La justificación de la (supuesta) falta de respeto a los contribuyentes, y el vínculo con el extranjero que delinque ha sido ya utilizada en otros contextos -donde por un lado afirman respetar al pagador de impuestos, pero, a la vez, terminan destinando los fondos recaudados a fines cuestionables, como el financiamiento de guerras ajenas o la expansión nacional innecesaria.
La seriedad de un país no se define por una “reforma migratoria” -expresión utilizada por diversos gobernantes para manipular el fenómeno migratorio con fines políticos. La gobernanza de la migración internacional, cuando se orienta a beneficiar y atender los intereses y necesidades todas las partes interesadas -Estado, comunidad de acogida, personas migrantes, países de origen, etc- no requiere más que voluntad política. Esto puede lograrse mediante una gestión eficaz y eficiente, el dictado y la aplicación de normas administrativas bien planificadas y diseñadas, un enfoque basado en la evidencia y respeto por los derechos humanos. Aprobar una nueva ley nacional si no hay un cambio a nivel administrativo y operativo sólo puede perjudicar a los más vulnerables, que verán sus derechos aún más restringidos. Sin una implementación eficiente y justa, cualquier reforma corre el riesgo de convertirse en una mera herramienta de exclusión en lugar de una solución efectiva.
Desde Lux Brumalis reafirmamos nuestro compromiso con un sistema migratorio justo, eficiente y respetuoso de los derechos y garantías de las personas migrantes. Creemos en el “enfoque integral de gobierno” y “enfoque integral de la sociedad civil” como mecanismos para, colectivamente, avanzar la agenda migratoria de manera justa, razonable y conforme a derecho.
Como estudio jurídico especializado en la materia, estamos a disposición y siempre dispuestos a participar activamente en mesas de diálogo, espacios de intercambio y discusión.